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DEPORTE

RUGBY

El rugby se empezó a practicar en el club en 1923 y en 1925 fue invitado a jugar en Primera División. 

Entre los jugadores que se destacaron no se puede olvidar a Bernardo Wisdom, quien, junto a Stanley P. Thomas, los hermanos Hood y el primer capitán, F.H. Walmsley, fueron los fundadores del deporte en “Pacific”.

Pero sin duda el “alma mater” del rugby en el club fue Miguel E. McCormick, quien fuera capitán del primer equipo por más de 12 años, fue entrenador de todas sus divisiones y reconocido líder que marcó para siempre a nuestro deporte con su conducta plena de rectitud y con la fortaleza de su carácter.

Entre los grandes logros estuvo sin duda el haber jugado, en 1936, un partido con el Combinado Británico, que luego sería conocido con el nombre de “Lions”. El partido se jugó el 29 de Julio en la cancha de Maldonado del club GEBA, y “Pacific” fue capitaneado por J. L. ‘Jumbo’ Francombe, quien fuera también capitán del seleccionado argentino al enfrentar a los visitantes.

El diario La Nación elogió su desempeño e hidalguía en todos los aspectos del juego, así como su personalidad y Hugo Mackern escribió de él: “…en los tiempos pasados los mejores delanteros no tenían el peso y la altura que ahora se requiere para un delantero internacional, y si llegaban a tener estos atributos les faltaba velocidad y movilidad, que también se les exige en la actualidad. Una excepción en ese sentido fue J.L. Francombe que jugó para Pacífico. También integró dos veces el seleccionado contra los sudafricanos en 1932 y otras dos veces contra los británicos en 1936. Era bastante ágil para jugar con parecida eficacia como pilar, segunda línea y hasta como octavo”. De carácter abierto y amable, “Jumbo” había nacido en Inglaterra, y se había trasladado a nuestro país en su adolescencia.

Antes que Francombe, Llewelyn ‘Lyn’ Makin, Miguel McCormick e Ian Lewis habían sido elegidos para formar parte del seleccionado nacional, y en años posteriores Tomás ‘Tommy’ Blades y Ronald ‘Ronnie’ Sharpe también fueron convocados.

Los ferrocarriles fueron nacionalizados en 1947, y como consecuencia, el 8 de enero de 1949 se cambia el nombre del club: a partir de esa fecha se llama Club Atlético Ferrocarril Nacional General San Martín. Ese es el nombre actual, pero todos aquellos que han jugado al rugby contra la camiseta verde, azul y blanca, saben que, al arrojar la pelota en el scrum, el medio siempre grita “Pacific, va”.

En 1965 Jorge Dartiguelongue, un magnífico jugador que era muy bueno en cualquier deporte que practicara, formó parte del equipo que viajó a Sudáfrica y recibió el sobrenombre de ‘Pumas’, actuando también como medio apertura en los recordados partidos contra Gales, en 1968. Jorge fue el capitán del excelente equipo que ganó el campeonato de ascenso de 1962 – San Martín se desempeñaba en Segunda División desde 1956 – que jugaba un rugby abierto y rápido, con forwards fuertes y tres cuartos veloces y decididos.

José ‘Cacho’ Virasoro fue segunda línea en los éxitos de la Argentina contra Rumania y en la gira a Escocia e Irlanda, en 1973, y Serafín ‘Serafo’ Dengra mostró sus cualidades como pilar con la camiseta argentina en más de veinte oportunidades.

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Actualmente participamos en todos los torneos y actividades oficiales en las disciplinas infantiles, juveniles y mayores organizados por Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA), quien regula la actividad del deporte en el ámbito de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. A su vez, la URBA se encuentra afiliada a la Unión Argentina de Rugby (UAR), que las actividades a nivel nacional.

Jugar al rugby no es sólo practicar un deporte. El rugby es mucho más que eso, es una escuela de conducta para la vida, que enseña a jugar limpio, trabajar en equipo, superar las adversidades, levantarse ante una caída, respetar al rival y a las reglas por encima de todo.

En el rugby se ganan amigos para toda la vida, con los que se han compartido las alegrías de la victoria y el sinsabor de la derrota, pero sabiendo que en todos los casos se ha jugado con pasión, dejando todo en la cancha. El ganar o perder siempre será una circunstancia, lo más importante será la actitud que se ha puesto en el partido. El infaltable ‘tercer tiempo, una tradición del rugby que se mantiene invariable, permite que se hagan nuevos amigos con los eventuales rivales, sin los cuáles, como todo jugador aprende, no sería posible divertirse.

Jugando a este deporte un joven aprende a ser solidario y a valorar profundamente el privilegio de salir a la cancha con la camiseta azul, verde y blanca, símbolo de integridad, coraje y comportamiento ético.